Por Juan
Manuel Bendala. Ilustración de Vicente Toti.
La
educación sexual brillaba por su ausencia; nadie explicaba nada con el más
mínimo rigor; todo quedaba sujeto al albur de lo que se iba captando aquí y
allá; lo que generaba creencias más próximas al oscurantismo y la superstición
que al conocimiento.
Algún valiente se atrevió a romper el
fuego, como don Antonio, el cura que dejó de serlo cuando amplió sus horizontes
en la Universidad. Este esforzado del Instituto –el único que había entonces en
toda la provincia-, a los niños de primero les desmontaba el mito de La Cigüeña y otras tradiciones populares
-tan arraigadas, que algunas criaturas a esas alturas, con diez o doce años,
aún rechazaban la evidencia; como Manolito, que decía que su tío y su tía no
podían haber hecho aquello-.
En ese contexto, sería explicable la clase
de ‘sexología’ que Diego, un hombre
ya maduro intentaba impartir al alegre grupo de mozalbetes en la Plaza de las
Monjas. El hombre, de tendencias claramente homosexuales, siempre iba
acompañado de jovencitos; se hablaba con precisión incluso de las tarifas que
les pagaba.
Los
muchachos se divertían a costa de los esfuerzos que Diego hacía por ‘ligar’ con ellos. Aquella mañana de
holganza –seguramente habría faltado algún profesor- uno de los bancos de
hierro de la plaza se había convertido en una improvisada aula de ‘desinformación’ sexual. El hombre –en un
desesperado intento por arrimar el ascua a su sardina- ponía todo su empeño en
demostrarle a los niños lo horrible que era el órgano sexual femenino: que si
era feísimo, que si desprendía un olor así, que si echaba un líquido
desagradable, que si… Los críos, entre bromas y veras, sonsacaban al hombre
para que se explayara más; eran -como casi todos los niños de la época- unos
desinformados sinvergonzones y algo guarrillos, aunque carecieran de una maldad
tan extendida hoy.
Llevaba un buen rato en esto, cuando Pepe
–el más gracioso y sinvergonzón del grupito- le espetó:
-Mira, Diego, tú
dirás lo que quieras, pero donde esté un chocho no se pone un culo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Muchisimas gracias por tu comentario.